Y cuando vuelva, hijo, que tenga juicio
La novela se extiende desde los principios de este siglo, en los albores de la ciencia, la luz eléctrica y los grandes inventos, hasta sumergirse en la Primera Guerra Mundial, conflicto que dejará heridas imborrables en los personajes. Transita por el Centenario de la Revolución de Mayo, la llamada “fiesta” de los argentinos donde miles de hombres con sus canotier, oriones y pajizos siguen entusiasmados desfiles, inauguraciones y exposiciones, hasta los primeros conflictos sociales y las revueltas en Francia y Alemania, dos naciones guerreras, una de ellas aún con deseos de revancha después de 1870. Es el preludio del paso de la caballerosidad en las guerras a la crueldad en su máxima expresión. Se mueven ante nosotros familias argentinas, francesas, alemanas y uruguayas, médicos del Servicio de Sanidad francés, estudiantes, colonizadores, los médicos y profesores de la Facultad de Medicina de la Argentina, militares, peones, presidentes, funcionarios y empleados, cuyos destinos se entrelazan en una intrincada red de casualidades.
Alejandro Víctor Bousquet, el prota